Comisiones Obreras de Madrid | 25 abril 2024.

Mitos energéticos del eco-modernismo: la energía nuclear

    23/11/2020.

    La energía nuclear no es la más barata para reducir emisiones. Para un impacto sustancial de reducción de CO2, se tendrían que construir muchos reactores nucleares adicionales. 

    Desde la introducción de la energía nuclear comercial hace sesenta años, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía han aumentado drásticamente desde alrededor de 6 mil millones de toneladas en 1955 a 35 mil millones de toneladas en 2015. Las emisiones evitadas por la energía nuclear durante ese período se estiman en 1.5 mil millones toneladas, que corresponde a poco menos del 4% de las emisiones en el sector energético. Esto significa que desde la introducción de la energía nuclear, el sector energético ha emitido veinte veces más gases de efecto invernadero adicionales que los que ha evitado la energía nuclear. En el pasado, las centrales nucleares han desempeñado un papel bastante marginal en la reducción de las emisiones de CO2. A la luz de las perspectivas futuras de la energía nuclear, no hay razón para creer que esto mejorará.

    Las nuevas centrales nucleares no son una opción, porque son demasiado caras. En España desde que terminó la moratoria nuclear en 1997 ninguna compañía ha presentado ningún proyecto en este sentido, es más el año pasado se alcanzó un acuerdo para organizar el cierre de las que están operativas en la actualidad justo lo contrario a embarcarse en la construcción de nuevas plantas.  Si lo hicieran, un solo reactor nuevo costaría unos 12.500 millones de euros y tardaría al menos 10 años en construirse (excluyendo el tiempo necesario para obtener los permisos). Esta no es la respuesta al problema de suministro o la emergencia climática. Esto se subrayó una vez más cuando se retiró el enchufe de dos nuevos proyectos de construcción en Gran Bretaña debido al enorme coste. Asumiendo que nuestro futuro sistema de energía será 100% renovable, no deberíamos poner miles de millones más en el mantenimiento costoso de una tecnología que no tiene futuro. 

    La extensión de la vida útil también es costosa porque se acompaña de una actualización de seguridad necesaria. En España todavía no se ha podido implementar la actualización para la ampliación de vida de ningún reactor, pero tomando el ejemplo belga, la actualización del reactor Tihange 1, costó 700 millones de euros y su operador, Engie-Electrabel, consiguió un reactor deteriorado que se ha apagado desde su extensión de vida útil durante aproximadamente el mismo tiempo que suministró electricidad y que tendrá que apagarse permanentemente en 2025. Mientras tanto, la multinacional francesa no ha podido invertir esta cantidad en fuentes de energía renovable orientadas al futuro, que, a diferencia de las centrales nucleares, se están volviendo cada vez más baratas. 

    El coste adaptado de la regulación estadounidense (OECD y NEA 2012) que establece los costes reconocidos para aquellas centrales que ya han sido autorizadas a extender su vida útil es de 958.559 €/MW, lo que significa que expender la vida del parque nuclear en España en la actualidad supone 6.950 M€. Según las compañías eléctricas españolas este coste es inferior, alrededor de 170.000 €/MW e implicaría un coste de ampliar la vida de 1.233 M€ para el parque español. Las eléctricas justifican esto por el hecho de que las centrales nucleares españolas ya habrían realizado inversiones de mantenimiento que les permitirían extender su vida útil de 40 años, siempre que así lo autoriza el Consejo de Seguridad Nuclear (que esto está por ver), y nada dicen del coste de sobrepasar la vida por encima de los 40 años como es la situación real. Pero además, esta cifra estimada, fue elevada por ellas mismas en las negociaciones que tuvieron lugar para pactar el cierre nuclear, en el que establecieron un tope de inversión de 605 M€ únicamente para dos de los siete reactores.

    La reducción de las emisiones mediante la ampliación de vida de las nucleares cuesta mucho más que con otras actuaciones o tecnologías. Según los datos proporcionados por el estudio realizado por el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT), por encargo de Greenpeace, sobre la viabilidad de escenarios de generación eléctrica en el medio plazo en España (3) en los que se contempla el cierre simultáneo de carbón y nuclear, las conclusiones es que las renovables en cualquier caso son la mejor y más efectiva garantía para reducir las emisiones. 

    Según el informe si consideramos el escenario de mayor porcentaje de renovables estudiado, que asume que al menos el 65% de la demanda para 2025 se cubre con generación renovable y una variación de la demanda del 0,2% anual, obtenemos que la diferencia entre los escenarios sin nucleares ni carbón, y aquellos que mantienen las nucleares es de 9 y 10 Mt CO2 respectivamente en 2025 y 2030, esto es el 0,03% del total de emisiones en España. Si hacemos esta misma comparación con una mayor variación de la demanda del 2% anual obtenemos que la diferencia entre los escenarios sin nucleares ni carbón, y aquellos que mantienen las nucleares es de 16 y 21 Mt CO2 respectivamente en 2025 y 2030, esto es el 0,06% del total de emisiones en España (4). 

    Por lo tanto, estamos hablando de reducir entre 9 a 21 Mt CO2 con nucleares según los casos y, sabiendo que el precio medio actual del CO2 es de 22,7€/t significa un coste de 204 a 447 M€. Según detallaba anteriormente el coste de inversión considerando las estimaciones OECD y NEA para mantener el parque nuclear funcionando es de 6.950 M€ y este coste anual es de 761 M€ muy por encima de lo que otras propuestas y tecnologías ofrecen. De manera que sólo considerando el coste de inversión es económicamente mucho más favorable buscar otros métodos para reducir el CO2 que no ampliar la vida de las nucleares en España.

    Planificación y análisis: Por último, a menudo se olvida que el cierre progresivo de las centrales nucleares en España es un hecho ineludible que trasciende a la cuestión de si queremos energía nuclear o no, y que debemos abordar cuanto antes de forma responsable. Una planificación y un análisis profundo de las implicaciones económicas y sociales que implican su cierre nos ayudará a gestionar mejor las oportunidades que ofrece el conjunto de actividades a llevar a cabo en todo el proceso de cierre y desmantelamiento