Comisiones Obreras de Madrid | 25 abril 2024.

El Trabajo Decente en los tiempos del Covid

  • #TrabajoDecente

Un trabajo decente significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres (Organización Internacional del Trabajo –OIT de Naciones Unidas-).

07/10/2021.
Gráfico 1

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Con motivo de la jornada mundial reivindicativa del “Trabajo Decente”, CCOO de Madrid manifiesta que la reivindicación del trabajo decente está en plena vigencia, no solo con carácter mundial y para la periferia capitalista, sino también en los países centrales del capitalismo. La crisis financiera iniciada en 2008, que se ha solapado con la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, ha propiciado un deterioro significativo de las condiciones de vida y trabajo, extendiendo mundialmente el fenómeno de “trabajadores/as pobres”, que se añade al del subempleo y la “economía sumergida”. Por tanto, el “trabajo indecente” se ha ido extendiendo progresivamente por el planeta, poniendo en cuestión la validez del principio central de integración socioeconómica en las sociedades capitalistas desde el fin de la II Guerra Mundial: el empleo. Así, disponer de un empleo regularizado ya no significa necesariamente tener garantizada la cobertura total de las necesidades básicas, ni mucho menos seguridad vital y equidad, ni jornadas laborales razonables.

La importancia de conseguir un trabajo decente hace que exista un objetivo específico para ello dentro de la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. En concreto el Objetivo 8 de la Agenda 2030 insta a “promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el pleno empleo productivo y el trabajo decente”. Dicho objetivo se está viendo muy comprometido por la crisis del COVID-19, pues tal como manifiesta la OIT “… El impacto de la crisis ha exacerbado los déficits de trabajo decente preexistentes, ha provocado un aumento de la pobreza, ha incrementado las desigualdades y ha puesto al descubierto las brechas digitales dentro de los países y entre ellos”. Dicho impacto ha sido además desigual, como lo es el fenómeno del trabajo decente, cebándose más en las mujeres y jóvenes y, por supuesto, en las personas con menor formación y que están en territorios periféricos y actividades económicas que aportan menos valor añadido.

Para CCOO es clave la directriz que marca la OIT en el escrito mencionado y en otras declaraciones previas, pues es del todo prioritario salir de las crisis avanzando “hacia un desarrollo inclusivo, sostenible y resiliente, con trabajo decente para todos”. Por ello, analizando los cuatro ejes en que se basa el concepto de “trabajo decente” (derechos en el trabajo, oportunidades de empleo, protección social y diálogo social), desde CCOO de Madrid valoramos que la pandemia ha tenido un impacto negativo directo en los dos primeros ejes, que se agregó al significativo impacto que ya las regresivas reformas laborales y estructurales del PP venían teniendo. Y solo por los otros dos ejes, protección social y dialogo social, se está en parte reduciendo el impacto total sobre el trabajo decente, con mucho esfuerzo de los agentes sociales y el Gobierno de España desde que comenzó esta legislatura y la pandemia. Algo que sin embargo se percibe menos en el contexto de la Comunidad de Madrid.

Algunos datos concretan el deterioro del trabajo decente en España y Madrid, partiendo de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE para 2020 y el indicador europeo de riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE): 

- Un 6% de la población activa madrileña está en riesgo exclusión social AROPE (10% en España) porque tiene “baja intensidad de empleo por hogar”, es decir, desarrolla menos de un 20% de su potencial de empleo total (por estar en desempleo o por trabajar con jornadas parciales o sólo en periodos coyunturales);

- Un 43% de la población desempleada en España está en situación de pobreza o riesgo de exclusión social (AROPE)

- Alrededor de un tercio de la población española pobre mayor de 16 años es pobre, a pesar de estar en situación de ocupación;

- Hay una tasa de pobreza entre las personas activamente ocupadas que básicamente se mantiene desde hace años en torno al 14% desde el año 2014 (en 2020 baja hasta el 12% pero sigue por encima de las cifras de antes del 2008), y esto a pesar de una reducción de la tasa de desempleo hasta llegar al 14% en 2019.

- El ingreso medio por trabajador entre 2011 y 2018 se incrementó en el 4,8%, mientras que el IPC en ese periodo creció el 9,4%, es decir casi cinco puntos de pérdida de poder adquisitivo (INE; Encuesta de Estructura Salarial).

- Un 11% de población española sufre pobreza energética en 2020 (mismo porcentaje en Madrid), la tasa más alta en las últimas dos décadas (era el 5,8% en 2008). Entre las personas desempleadas esa tasa alcanza el 20,8% y entre la población ocupada alcanza un 8,1% (era un 5,3% en el 2019).

- La tasa agregada de Riesgo Social y Pobreza (índice AROPE) en Madrid ha sido en 2020 de un 20,9%, la tasa más alta de los últimos veinte años.

- Todos los indicadores expresados se empeoran para las mujeres y para los/as jóvenes. 

FUENTE: Informe AROPE de EAPN (2020). Pág.37 (ver gráfico)

Al dibujar el rostro del trabajo “indecente” debemos contemplar también no sólo la pobreza y el riesgo social, sino los deterioros en el mundo de las relaciones laborales. Así, la expansión de la contratación temporal y la jornada parcial no deseada constituyen dos vectores claros de deterioro de las condiciones laborales y por tanto de las condiciones de vida que debe aportar un trabajo decente. 

España es el país de la UE con más contratación temporal, un 26,3% del total en 2019 (la media de la UE es del 13,6%), estando Madrid en una tasa de temporalidad del 24% (medida en tipo de afiliación a la Seguridad Social). Además se trata de contratación temporal muy efímera, pues el 37% de la misma en España son contratos de menos de 6 días (20% de 1 solo día).

En cuanto al trabajo a tiempo parcial, desde el 2008 no ha hecho otra cosa que incrementarse. Así, la EPA señala que en el primer trimestre del 2008 el porcentaje de contratación a tiempo parcial era de un 11,8% y en el segundo trimestre del 2021 era del 14,4%. Esto de forma generalizada, porque si analizamos según género, es evidente la desigualdad, estando las mujeres en un porcentaje del 23,2% en el segundo trimestre del 2021, mientras que los varones tienen una tasa de trabajo a tiempo parcial del 6,9% en ese mismo trimestre de la EPA. En Madrid, los datos son similares para los varones, pero en el global aumenta hasta el 16,9% la tasa, siendo de un 21,1% para las mujeres (todo referido al segundo trimestre de 2021).

Pero es más, si observamos y comparamos el trabajo a tiempo parcial involuntario (es decir el no deseado por el/la trabajador/a), veremos que en España siempre es significativamente mayor ese porcentaje respecto a la UE. Así, en España en el 2019, más de la mitad de las personas con trabajo a tiempo parcial lo hacen sin ser esa su opción, sino por obligación (53,6% concretamente), mientras que en la UE 28 ese porcentaje es de un 22,2%.  Es decir, en España es más del doble el número de personas que trabajan a tiempo parcial sin querer hacerlo, sino por imposibilidad de encontrar un empleo a tiempo completo. Y esta diferenciación discriminatoria respecto a la UE no ha hecho sino agravarse desde la crisis del 2008, pues en ese momento España tenía una tasa del 35,5% de trabajo a tiempo parcial involuntario, frente al 24,5% de la UE-28. Para Madrid la situación es similar en cuanto a trabajo a tiempo parcial involuntario, estando en la media de España en 2019. (ver gráfico arriba)

En definitiva, el trabajo decente es un reto y objetivo de Naciones Unidas en su Agenda 2030, pero el impacto de la crisis financiera del 2008 más el de la pandemia de la COVID-19 han erosionado aún más las condiciones de vida y trabajo que un trabajo decente exige. Por eso, en esta conmemoración y de forma continua, desde un movimiento sindical como CCOO solo cabe adherirse a la OIT para promover el desarrollo inclusivo y sostenible que fomente el trabajo decente. Y en particular, CCOO de Madrid reclama un profundo y honesto diálogo social para favorecer el trabajo decente en todos los ejes que lo componen, como son, además del propio diálogo social, los “derechos en el trabajo, oportunidades de empleo y protección social”.

En esa línea ha de ir nuestra acción sindical y negociación, y la movilización, potenciando reformas que mejoren los derechos laborales empeorados en años pasados y favoreciendo mecanismos públicos y de concertación social para mejorar oportunidades de empleo y hacer así que el empleo vuelva a ser un mecanismo de integración y cohesión social al suponer un “trabajo decente”, con el debido sistema de protección social que conlleva un Estado del Bienestar.