Comisiones Obreras de Madrid | 21 noviembre 2024.

Las enfermedades profesionales, principal déficit de la prevención de riesgos laborales

    10/12/2019.
    Las enfermedades profesionales, principal déficit de la prevención de riesgos laborales

    Las enfermedades profesionales, principal déficit de la prevención de riesgos laborales

    Es una de las conclusiones de la Jornada sobre Enfermedades Profesionales que se ha celebrado hoy en CCOO de Madrid, y que se realiza en el marco de las acciones que la Secretaria de Salud Laboral de Andalucía lleva a cabo junto con la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales.

    El secretario general de CCOO de Madrid, Jaime Cedrún, fue el encargado de inaugurar estas jornadas sobre salud laboral en el que ha defendido la “cultura de la prevención” como una de las prioridades para el sindicato. Al respecto, insistió en que no sólo es fundamental el trabajo en la prevención contra la accidentalidad, sino también en la prevención de las enfermedades profesionales.

    Jaime Cedrún aludió al “efecto sindicato”. A su juicio, la presencia del sindicato en las empresas y lugares de trabajo ha permitido la disminución de la siniestralidad y que el trabajo sea “más seguro”. “Allí donde estamos conseguimos reducir los accidentes de trabajo”. Sin embargo, se lamentó por que en Madrid haya un 50% de personas sin representación sindical en sus puestos de trabajo. Por ello, insistió, “necesitamos más delegados en prevención de riesgos laborales”, para proteger a los trabajadores y trabajadoras y que se “visibilicen” las enfermedades profesionales y las derivadas del trabajo, que “golpean” especialmente a los empleos “más feminizados”.

    Sobre la última sentencia del Tribunal Constitucional acerca de la aplicación del artículo 52 d) del Estatuto de los Trabajadores, que justificaba el despido de una trabajadora a pesar de estar enferma y con su respectiva baja médica, Cedrún la tachó de ser propia de un “capitalismo salvaje” que, además, promueve el “presentismo”. “Es una sentencia más propia de una dictadura como la del Chile de Pinochet”, remachó.

    En esta jornada los ponentes han explicado que con demasiada frecuencia, la mayor visibilidad de los accidentes de trabajo nos impide trabajar sobre otros daños a la salud como las enfermedades derivadas del trabajo, incluso cuando se sabe que estas patologías provocan más dolor y muerte que los accidentes, produciéndose una gran paradoja y es que en las políticas actuales de prevención de riesgos laborales hay mucha seguridad y poca salud. Las enfermedades profesionales carecen del impacto dramático de los accidentes de trabajo, invisibles, no figuran en los registros, pero merman silenciosamente la salud de los trabajadores y trabajadoras.

    Muchos tipos de enfermedades, incluidos el cáncer, los trastornos respiratorios, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades de la piel, los trastornos musculoesqueléticos y los trastornos mentales, pueden tener su origen en el trabajo o verse agravados por él.

    Según la Organización Internacional del Trabajo, las enfermedades provocan seis veces más muertes que los accidentes laborales. La mayoría de estas muertes serían por cáncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias. Sin embargo, el registro de estas enfermedades está muy por debajo de estas estimaciones. Por ejemplo, podemos estimar que 9.400 trabajadores y trabajadoras fallecen en España por cáncer, aunque en 2018 se declarasen 28 cánceres laborales. Es una situación que puede y debe definirse como escandalosa.

    El hecho de que las enfermedades profesionales no estén siendo identificadas por los profesionales sanitarios, ni reconocidas por el sistema de Seguridad Social tiene implicaciones en el ámbito preventivo, social y también en el personal: si no se reconoce no es visible y no se ponen de manifiesto los factores de riesgo que la han generado y, por lo tanto, no se adoptan las medidas preventivas necesarias en la empresa; a nivel colectivo, la invisibilidad impide que se hagan políticas tendentes a su prevención y eliminación; y a nivel individual, el trabajador enfermo recibe menores prestaciones, así como ninguna compensación por el daño sufrido.

    Es necesario también hacer una mención especial a la situación de las mujeres que, en condiciones y posiciones sociales y económicas peores y expuestas a riesgos distintos, sufren en mayor medida la precariedad laboral, dedicando, además, más tiempo a trabajos domésticos y de cuidados no remunerados. Los efectos en la salud en los trabajos feminizados aparecen a largo plazo y quedan totalmente invisibilizados, siendo doblemente víctimas. Por un lado, porque la prevención se olvida de los riesgos a los que están mayoritariamente expuestas y, por otro, porque se encuentran con mayores obstáculos a la hora del reconocimiento de sus enfermedades.

    La jornada finalizó con la clausura por parte de la secretaria de Salud Laboral de CCOO de Madrid, Carmen Mancheño, que señaló que en Madrid se da una gran paradoja, que es la de ser la Comunidad Autónoma con menos accidentes, con menores índices de incidencia de todos los tipos de accidentes y, sin embargo, está a la cola en la declaración de enfermedades profesionales.

    Para Mancheño, el subregistro en la Comunidad de Madrid es aún mayor que en el resto de España, un 55% menos que la media nacional. Explicó que esta diferencia se debe fundamentalmente a la inexistencia en la región de un sistema de notificación coordinado entre todas las administraciones, “además de haberse promovido el diagnóstico de sospecha de la enfermedad profesional desde la Administración sanitaria”.