Comisiones Obreras de Madrid | 28 abril 2024.

Escuela Sindical Pedro Patiño de CCOO de Madrid, 27 y 28 de noviembre de 2023

Vamos a hacerle frente a la amenaza retrógrada de la derecha y la extrema derecha sobre nuestra democracia

  • LA DEMOCRACIA ASEDIADA. Perspectivas y soluciones frente al auge reaccionario

28/11/2023.
Escuela Sindical Pedro Patiño, jornada inaugural

Escuela Sindical Pedro Patiño, jornada inaugural

El auge de los movimientos reaccionarios en todas las partes del mundo y en los últimos tiempos en nuestro país y comunidad autónoma por excelencia, ha llevado a CCCO de Madrid a realizar esta edición de escuela sindical, que analiza y pone en el centro del debate estos movimientos que amenazan los valores democráticos, la cohesión social y la convivencia pacífica.

El Auditorio Marcelino Camacho es el escenario donde se exponen las distintas ponencias de la mano de importantes especialistas que con su conocimiento y sabiduría, analizan el momento que estamos viviendo.

Desde el sindicalismo de clase, CCOO en concreto, ofrecemos una alternativa con la construcción de un nuevo contrato social que afronta las .

Bajo el título “La democracia asediada” haremos un recorrido desde el proceso 1.001, hace ya 50 años, donde muchas personas arriesgaron la vida por la libertad, la democracia y el progreso de la clase trabajadora, ahora en entredicho y también analizaremos cuáles fueron las claves de la construcción democrática y sus déficit.

David Jabato García, secretario de Formación Sindical de CCOO de Madrid, inauguró la XXVI Escuela Sindical dirigida a delegadas, delegados y cuadros sindicales de nuestro sindicato. Afirmó que “pensaba en nuestra mala suerte al acertar tanto con el título de la escuela, el auge reaccionario. Pero nosotros siempre hemos sabido de qué lado estamos”. Después de “pasar siete meses preparando esta escuela, se tratar de llegar a entender mejor el momento que estamos vviendo como un colapso de la evolución de las sociedades hacia modelos de sostenibilidad y de justicia social. Rendimos homenaje a aquellas personas que más pusieron en el tablero en aquellos momentos. No podemos olvidar el precio de la libertad”, concluye Jabato.

Con el título El Proceso 1.001. El sindicalismo en la construcción democrática, el secretario de Juventud de este sindicato en Madrid, Ramón Larrinzar Sánchez, moderó la mesa en la que invitados históricos del movimiento obrero aportaron su visión. “Este panel nos permite echar un vistazo al pasado y poner en valor a aquellos, personas anónimas que en muchos casos que dieron su sangre y su libertad. Un hilo rojo en el que CCOO somos protagonistas”.

El moderador enlazó una serie de preguntas a los ponentes incitándoles a que contaran cómo era la sociedad española en los año 60 e inicio de los 70.

Nicolás Sartorius, sindicalista, abogado y político cofundador de CCOO y condenado en el Proceso 1.001, intervino señalando ”en aquella época, yo estaba en la cárcel. Antes de ello, me fui a Asturias. Allí se produjeron las grandes huelgas donde pararon más de 60.000 mineros. Me detuvieron porque hicimos asambleas y reuniones. Me condenaron a 4 años, pero tuvimos la suerte de que se murió un papa, Juan XXIII, e indultaron a los presos. Yo llevaba casi 2 años de cárcel. Ahí empezaron las huelgas de La Camocha, primera comisión que se formó. Fue decisiva. La España de los años 60 era un desastre: la vida, los derechos de las mujeres, los salarios, no había derechos de nada, era un horror. Recuerdo a la España gris, de la censura, moralmente machacada. Lo único bueno es que éramos jóvenes, lo demás un desastre”.

Ante lo que supuso el Proceso 1.001 hay que recordar que en el año 39 el régimen de Franco realiza un auténtico genocidio y mata y asesina a decenas de miles de luchadores de la república, y aniquila, mete en la cárcel, exilia, a las personas de las organizaciones sindicales (CNT y UGT). Y somos el único país que ha conquistado la democracia sin ayuda de nadie. Aquí no entraron los ejércitos aliados, además los americanos consolidaron a Franco. Tuvimos que construir todo nosotros, y eso era el resurgir del movimiento obrero a partir de los a los 60. El régimen entró en quiebra económica y desde fuera, le impusieron abrir los mercados para poder recibir ayuda económica. Se aprobó “La Ley de convenios colectivos” de 1959, “que fue clave”.

A partir de los años 70 la movilización ya fue grandísima: huelgas de Ferrol, en Navarra, en el país Vasco, Vitoria, Cataluña, en Granada, Metro de Madrid, entre muchas otras.

Sartorius relata que “Nos encarcelaron con el Proceso 1.001, pero la lucha continuaba. Y los compañeros de Cataluña se hicieron cargo de la dirección Nacional de CCOO. El 1.001 se convirtió en un símbolo. También de solidaridad internacional”. A partir de la muerte de Franco, los procesados por el Proceso 1.001 salen de la cárcel.

En los primeros meses del 77 “organizamos en España 17.300 huelgas, más que Francia, Italia y Alemania juntas”. Eso hizo que junto al movimiento de la Universidad, los barrios, las mujeres reclamando sus derechos, jueces democrático, etc, que el gobierno Arias-Fraga callera y vino Suárez”, afirma el cofundador de CCOO, pero fueron tres largos años de lucha de noviembre del 75 a diciembre del 78”.

Respecto a la amnistía y las movilizaciones Sartorius es partidario de la amnistía en todos los medios. Las elecciones no dieron ganador a nadie y “había tres opciones, que el PSOE apoye al PP, eso no es una buena opción. La otra opción es repetir las elecciones y puede pasar que dé el mismo resultado y que los que salen pidan más o que gane el PP y VOX, recordando que estábamos a cuatro diputados para la mayoría absoluta. Para la clase trabajadora sería una catástrofe. La tercera opción es pactar con estos grupos para llegar a acuerdos, y la amnistía. Esta es la elegida y creo que compensa. A tener en cuenta que se ha dado indulto a los máximos responsables, y ahora no vamos a meternos con los indios, en esos 400 juicios pendientes”

Finaliza diciendo que La Ley de Amnistía es la defensa de la democracia.

Cristina Almeida Castro, abogada defensora del Proceso 1.001, nos contó que en los años 60 entró en la universidad. En el 62 detienen a Grimau y en el 63 le asesinan. “Para mí, aquello no entraba en mi cabeza”. Su experiencia en la facultad se convirtió en lucha. En el 64 ingresó en el PCE. “La España de los 60 era una España de pena de muerte y agresión y a partir del 63 de renacimiento de la clase obrera. El sindicato fue infiltrándose en todos los sitios” afirma esta abogada que siempre estuvo al servicio de la clase trabajadora.

Respecto a cómo vivió Almeida, los primeros meses del año 77 con la Matanza de los Abogados de Atocha, -era la abogada defensora del Proceso 1.001- la posterior legalización del PCE y de las CCOO, la abogada laboralista nos cuenta que ya en los años 70 estuvo junto al padre Llanos para defender las viviendas, en este caso chabolas, para las y los obreros. Recuerda que son años de gran actividad democrática: matan a Pedro Patiño, huelga de la construcción, entre la legalidad y la ilegalidad. “La vida ha sido muy dura y yo, lo de los asesinatos de Atocha aún no lo he superado a nivel de dolor y eso cambio el destino d este país porque decidimos ir para adelante. Se legalizó el partido, el sindicato, y el dolor de unos sirvió para facilitar la alegría democrática a tanta gente”.

Respecto a la de la Ley de Amnistía y las movilizaciones de la ultraderecha, Cristina afirma que tenemos gobierno y “no vamos a seguir repitiendo elecciones hasta que salga Feijó”.

Informó que en Cataluña quedan 400 juicios pendientes (el de las personas que llevaron las urnas, los del colegio, etc, entre muchos otros y “no se puede hacer tantos juicios, para eso está la vía política”. Desde el punto de vista de la utilidad pública, Almeida afirma que la amnistía es la única opción pública

Respecto a “os que van a Ferraz son cuatro gatos, que no van a hacer este país, sino que ellos están en la oposición”. Y, nos vamos a agarrar del brazo y decir !no pasarán!.

Azucena Rodríguez Pomeda, directora de cine y guionista, nos ofreció una clara visión desde los movimientos culturales que se produjeron en los barrios. Rodríguez, se define como “una chica de barrio, de Moratalaz, compuesto por trabajadores que venían del campo, con una clase media baja, pero el barrio era muy participativo”.

Respecto a cómo un sindicato sociopolítico estableció alianza con los movimientos vecinales, la cineasta nos cuenta que “viniendo de la España gris y horrorosa, salir a algo luminosos nos daba adrenalina. La lucha del barrio ofrecía una gran capacidad de organización. Entre nosotros nos peleábamos mucho pero teníamos un enemigo común que nos ponía de acuerdo. Desde mi instituto de enseñanza nos pasábamos el día organizando actos legales como conciertos, exposiciones, etc. y otros ilegales como el reparto de panfletos”. Esta lucha, definida con una intensa relación con el movimiento obrero y estudiantil, tenían al régimen como enemigo común. “Hacer algo cultural sobre los Beathes, traer su música, o ver el Acorazado Potemkin era hacer la revolución”.

Respecto a su labor como cineasta y portavoz de la cultura, Rodríguez nos explica que la cultura es un instrumento valiosísimo porque nos ponemos en el papel de otro a través de una película o, un libro. “Se trata de mantener viva la memoria y enlazar con el presente”

A día de hoy,” los enemigos están más difusos y son más difíciles de identificar y el capitalismo ha conseguido que no se identifiquen” afirma la cineasta y añade que “hay que ir directamente a la juventud y hacer pedagogía de la democracia. La manera de llegar a la juventud, es a través de las redes sociales. La cultura, la música, el arte es un vehículo estupendo hasta llegar a ellos.

La cultura es una arma plagada de futuro que hay que usarla y mi primera peli “Entre rojas” de los años 90 era para contarles a mis sobrinos que había un tiempo en el que la gente estaba dispuesta a arriesgar la vida para tener libertad, finaliza Azucena Rodríguez.