Comisiones Obreras de Madrid | 27 septiembre 2024.

Madrid logra mantener el empleo en abril gracias a los ERTE

  • Por cada nueva persona desempleada se han mantenido diez empleos con medidas de suspensión

05/05/2020.
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La afiliación media del mes en Madrid se ha reducido marzo y abril (138.511,90) respecto al mes de febrero y casi todas las afiliaciones se han perdido en el Régimen General (127.000). El parón de la actividad económica ha tenido un menor impacto en el paro, que ha cerrado el mes con 41.263 personas desempleadas más, un 11% más que el mes anterior, y un 21,10% más que hace un año, situando el número de personas en paro registrado en 405.023.

Aunque la cifra es mala y supone en tan solo dos meses 52.000 personas desempleadas registradas más, está muy suavizada por el efecto de los ERTES. Al terminar abril Madrid registraba 566.307 personas en ERTE, lo que indica que por cada nueva persona registrada en el desempleo se han incorporado diez a medidas temporales de suspensión.

El parón de la actividad económica provocado por el COVID 19 ha acarreado graves efectos en la economía y en el mercado de trabajo madrileño, que han podido salvarse gracias a la medida de los ERTES, que han taponado los despidos en las empresas. Tras conocer los datos de paro y contratación del mes de abril, hay que valorar esta medida como necesaria pero insuficiente. En la Comunidad de Madrid hay 405.023 personas desempleadas.

Este mal dato del desempleo se produce en un momento en el que el nivel de protección por desempleo es muy bajo. En marzo (última fecha para datos de prestaciones) cobraron desempleo solo 190.308 personas. De ellas, 113.625 cobraron prestación y 76.683 cobraron algún subsidio de como máximo 430 euros. El paro de larga duración, por un lado (con personas que agotan prestaciones), y la precariedad (con personas trabajadoras que no alcanzan cotizaciones suficientes) por otro, provocan que entre las personas desempleadas la situación de desprotección avance y se agrave en un momento en la que la economía está prácticamente parada. Durante el mes de abril, se firmaron menos de 70.000 contratos en Madrid, lo que supone poco más de un tercio de los que se firmaron en abril del año pasado. Lo que no se ha reducido es la temporalidad en la contratación, que superó el 84%.

En esta situación, el Gobierno de la Comunidad de Madrid junto con los municipios madrileños deben poner en marcha los mecanismos para afrontar la emergencia social de manera inmediata. Madrid no puede permitir que, siendo la comunidad con mayor nivel de riqueza, no ponga remedio a los niveles de pobreza y desigualdad. Y esto no se resuelve con anuncios catastrofistas ni con vueltas precipitadas a una actividad que ahora mismo se encuentra parada.

Es necesario abordar una reconstrucción sobre nuevas bases. Desde CCOO se ha denunciado como la recuperación económica de los últimos años se convertía en una oportunidad perdida. Se asentaba en la precariedad que hace al empleo más vulnerable y ya se empieza a ver cómo son los trabajadores y trabajadoras temporales los que están sufriendo el mayor ajuste. En los años de la recuperación no se ha apostado de manera clara por sectores como la tecnología, la digitalización y otros tan necesarios para la ciudadanía como los servicios públicos y los cuidados. La economía madrileña es dependiente del sector servicios, y por sectores de actividad, el más afectado, tanto en número de afiliaciones como en porcentaje de pérdida ha sido hostelería, seguido de actividades administrativas y servicios auxiliares, construcción y comercio.

La crisis del COVID ha demostrado el gran agujero que existe en servicios públicos como la sanidad, la dependencia, las residencias, los servicios sociales y la educación. Y también la insuficiencia de una industria y un sector tecnológico para generar empleo pero también para dotarnos de la tecnología necesaria, como ha demostrado el desabastecimiento sanitario, y las limitaciones de la digitalización. Esto nos pone en peor situación para afrontar esta crisis y hace imprescindible rectificar la política regional: se necesita una recuperación económica equilibrada, que modernice la economía, que no la haga depender de unos pocos sectores y que ponga a las personas en el centro. Para ello es necesario acabar con las rebajas fiscales y recuperar una fiscalidad solidaria y justa. Y también activar un diálogo social y la cooperación de todas las administraciones.